Soacha, tierra de patrimonio cultural

Culturalmente privilegiada resulta ser la zona geográfica en la que se encuentra ubicada la ciudad no capital de mayor población del país. A lo largo de su territorio se encuentran las huellas milenarias de pueblos indígenas que por medio del arte rupestre plasmaron en sólidas piedras sus creencias y actividades cotidianas.

La obra más representativa del arte prehispánico es el pictograma conocido como ‘Dios varón’; este símbolo ha sido interpretado como la representación mitológica del vocablo chibcha ‘Suacha’, que significa “Varón del sol” por sus raíces: Sua (sol) y Cha (varón).

Estas obras prehistóricas que revelan la mentalidad de quienes habitaron la zona hace siglos hacen parte del patrimonio cultural de Soacha. Se llama patrimonio cultural a los bienes y herencia de una comunidad provenientes del pasado y mantenida hasta la actualidad definiendo la identidad individual y colectiva.

Y es que aquí se han fundido las más diversas tradiciones.

Con la llegada de los españoles se inició un periodo de mezcla y amalgama en el que los antiguos pueblos primitivos tuvieron que asumir las costumbres de los europeos, aportando -a la vez- su propio estilo y carácter a cada aspecto de la nueva cultura. De esta época datan edificaciones como la Parroquia San Bernandino, situada en un costado del hoy conocido como Parque Principal, cuyo verdadero nombre corresponde a Plaza Alfonso López Pumarejo, en la que más de dos siglos después cayera muerto, víctima de sicarios, el candidato a la Presidencia Luis Carlos Galán Sarmiento.

Con la llegada de la república, a comienzos del siglo XIX, el patrimonio cultural dejó su impronta en varias construcciones. Es el caso de varias haciendas que se encuentran en la ciudad y de algunas edificaciones industriales, como el caso de la Hidroeléctrica y Termoeléctrica El Charquito, que fue construida hace cerca de 130 años, convirtiéndose en la primera planta de producción de energía en el centro del país.

También deben destacarse, como representativas de esta época, las dos edificaciones de las estaciones de ferrocarril que se encontraban en el hoy municipio más grande de Cundinamarca, y que hicieron parte de la conocida como Línea del Sur, que unía a Bogotá con los entonces municipios vecinos de Bosa, Soacha y Sibaté. Tanto la Central como la de El Charquito fueron dos estaciones que marcaron el tránsito de una sociedad rural a la industrialización.

Pero además de bienes tangibles la ciudad cuenta con tradiciones inmateriales; es el caso de la gastronomía, reconocida en todo el país por productos como la garulla, la almojábana y el masato, entre otros.

El patrimonio cultural de Soacha es amplio y sus habitantes pueden revalorizarlo y apropiarse de él a través del recorrido de sus lugares más emblemáticos o de la promoción y práctica de sus tradiciones, dándole así un espacio en el presente a los bienes que les fueron legados por sus antepasados.

Tomado alcaldía de Soacha.